06 agosto 2019

El pollo del Carrefour.


Para nada se presentaba la mañana como tendente a la investigación en la teoría evolutiva de la especie ni mucho menos, además… soy de letras. El caso es que nada más salir de la ducha, al enfrentarme al mirror no vi sino una masa por la que por todos los lados  (y por alguno más que por otro) brotaban verdaderas matas de vello que incluso por determinados lugares conformaban lo que pudieran considerarse auténticas boninas de lana.
Miotroyo no dijo nada y simplemente calló, por lo que en un momento me vi con la segadora al cero desfilando por esa superpoblada parte…, cuando me quise dar cuenta ya era tarde así que… “of lost to river”. Paso a la Gillete Venus.
Una vez recolectados sobre la bañera los 57 años de crecimiento ininterrumpido de vello a lo largo y redondo de mis 92 kilos fue cuando miotroyo, descojonándose al oído me dice…”date crema gilipollas que te está picando todo el cuerpo”, y así era.
Una vez reduchado, secado y cremado frente al espejo de nuevo hice el descubrimiento que cambiará el curso de la historia y el devenir del futuro… Darwin no tenía ni puta idea!!! Una vez eliminada la blanquecina y vintage por peluda apariencia del cuerpo humano se puede apreciar sin ningún género de dudas que…, el hombre desciende del pollo del Carrefour, o al revés, que da lo mismo.
Darwin no se depiló nunca, seguro.