15 marzo 2024

A veces.



Sus días, detenidos en el tiempo, no son claros, son grises con un tono de perversa realidad y no es por el clima ni la luz, es porque sus jornadas no conocen la diferencia, no reconocen el ayer ni piensan en el mañana, no tienen más recorrido que cada instante, cada momento, el que borra al inmediatamente anterior.
A veces sonríe, pocas, pero todos los días tienen su rato, su buen rato, su paseo sorteando los peligros de las tapas de alcantarilla, agarrado fuertemente a la mano que le sujeta mientras protesta por el paso de los coches. A veces se le olvida y no puede andar de memoria, las piernas no obedecen al instinto de lo mecánico pero otras sí, y lo hace mirando al suelo, agazapado entre frases sin sentido que siempre tienen razón, con la importancia del momento vivido, el que ya ha pasado, el que ya no existe.
Hace tiempo que perdió los filtros y eso le hace auténtico, sin tapujos ni compostura, sin allanar lo que le viene en mente para siempre expresar su verdad, su sentir pronunciado desde la ternura de su bondad e inocencia.
A veces lo lee y a veces se lo inventa, da igual, nadie se lo va a discutir, a veces está en la nada y a veces también pero siempre tiene razón, a veces más y a veces... toda.



11 marzo 2024

Me da igual


Se le está olvidando leer pero mira los "santos", no identifica imágenes, los peces son flores y un barco una tortuga pero da igual. No cuenta más allá de cinco, las galletas Oreo son amarillas, hoy le duele la chaqueta, no le gusta el cacharro ese y le da miedo que le corten las uñas, pero da igual.
Contesta sin sentido a preguntas que nadie le hace, no coordina frases con ideas ni pensamientos con palabras pero habla, me dice cosas y charlamos, nada significa lo que piensas y no pienso en lo que significa, nada tiene sentido, da lo mismo, el habla y está contento, es feliz.
Mira fijamente, con la oscura profundidad del vacío y la pureza de su inocencia. Se enfada por lo que sea pero inmediatamente se le olvida, él no ha dicho lo que acaba de decir, a todo el mundo habla, a todos mira y todos le sonríen. Todos le conocen. Mañana ya vendrá, hoy vengo contento, mi padre es más feliz que una perdiz, lo demás me da igual.. 





07 marzo 2024

Chalecos acolchados.



Hoy tenía dentista a determinada hora pero la torrija matinal me hizo pensar que era media hora antes, así que me senté al sol a ver pasar la vida un rato. Frente a mí, sentada en un banco, una mujer a la que no le llegaban los pies al suelo compartía tan higiénica misión.
La gente pasa, viene y va, unos suben, otros bajan pero curiosamente, todos con cara de enfadados, la gestoforma facial habla por sí sola. Todo Dios cabreado.
Un tonto a las tres que baja a toda leche con un patinete eléctrico entre la gente, un "papito" de más de 65 tacos cogido de la mano de una mujer que no pasaba de los 40, tres jubilados que arreglando el mundo se sientan en el banco de al lado y discuten entre ellos a ver quien la suelta más gorda, una mujer que pasa con la franja del bolso de Bimba y Lola atravesada hablando por teléfono, lo hace con su hija, de lo que se entera todo el que con ella se cruza, una chica que recoge con una bolsa negra en la mano los excrementos calentitos de su perrito, dos extranjeros que pasean empujando cada uno una bici de alquiler, un hombre de mediana edad que camina lentamente con su madre de la mano, dos piraos de la vida en mallas que corren al trote con auriculares, el motocarro de los de Parques y Jardines aparcado en mitad del paseo, el menguado del ciclomotor que pasa con el casco puesto como cocotera y a escape libre, un matrimonio muy mayor que evidencian la indefensión de la edad,  una chica que chatea con el móvil mientras camina, una "sueca" con pañuelo en la cabeza y falda larga que enreda ente la basura con un gancho en la mano y con lo que en su día fue un carrito de bebé al lado, el camión de agua de Solares que aparca sobre la acera para descargar y servir a los bares de la zona, una chica extranjera que pasea a una señora mayor en silla de ruedas y mucho chaleco acolchado, chalecos acolchados hasta en la sopa.
Y así pasa la vida mientras llega mi hora, la de entrar al dentista digo.