30 octubre 2023

Hacer pipí.


No tengo yo muy claras algunas cositas de eso que la progresía llama globalización, algo no va bien y para mi que esto se nos está yendo de las manos.

Cada día nos lo ponen más difícil, de verdad y a mí me resulta un pelín espinoso el asunto pues deja al descubierto mi simpleza pero es que antes no era tan complicado, todo era muchísimo más fácil, más sencillo y normal.

Las indicaciones eran sencillitas, sin conjeturas, aptas para todos los públicos, listillos e iletrados, enteradillos y gente normalita, el único requisito era… saber leer, así de fácil.

El problema al que me refiero es el de la elección de la puerta del baño por la que hay que entrar para poder hacer pipí en un bar, restaurante o antro cualquiera. Solo eso y nada más. Señoras por un lado y caballeros por otro, así de fácil y punto, ya está, eso era todo, castellano puro y duro. Pero eso era antes.

Para liberar la pilila y aliviarnos solo había que entrar por la puerta correcta, pero… esto de la globalización nos ha complicado la vida hasta para mear. Del señoras y caballeros pasamos al men y güomen o yentelmen y leidis, bueno,  pues vale, con un pelín de inglés bastaba pero… allí quisiera ver yo ahora a mi abuela Andrea por ejemplo… me la estoy imaginando en la puerta, muerta de risa y con las piernas cruzadas para no hacérselo encima. Se mea, fijo. 

Luego les dio por pintarnos imágenes alusivas, bueno, vale, mejor para mi abuela pero… hoy en día tampoco lo tendría nada fácil, entre un eslip y un tanga tras un cuadro de cristal… hoy no hay tanta diferencia, habría que especificar algo más, ponérselo más fácil, un sostén o calzoncillo de los de siempre, de aquellos de algodón blanco y bragueta de toda la vida, yo qué sé, algo más "típico".

Los hay más "imaginativos", de hecho, antes de entrar puedes plantearte cualquier cosa, les ha dado por Botero, fíjate un pelín en su obra y luego me cuentas como diferencias el género de la estampa pintada en cada puerta. Será que no entendiendo de arte… que también, pero no pregunto por no quedar por tonto, así que no te queda otra que esperar a que entre alguien antes o aguantarte y dejar para después el alivio, si puedes claro…

Luego están los más perspicaces, los que diferencian cada puerta del baño con un sacapuntas o un lápiz, un perrito caliente con o sin salchicha, un pollo o una gallina, un tornillo o una tuerca, bueno, vale, pero lo de hoy, lo de hoy ya me ha matado… si la pobre de mi abuela levantara la cabeza se descojona…, en la puerta del aseo de hombres nos encontramos pintado ¡un salchichón! y en la de mujeres… ¡dos botellas de leche!

Pues eso, que me descojono y no entiendo tanta globalización y tanta sutilidad cuando sólo se trata de entrar al balo correcto para aliviar la vejiga. 

Si mi abuela Andrea levantara la cabeza fijo que lo haría encima.

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